lunes, junio 01, 2009

VICTIMAS DE LAS EXPECTATIVAS

Si antes de comenzar la temporada alguien nos hubiera dicho a cualquiera de los aficionados de los Cavs que ocho meses después el balance sería caer eliminados en las finales de conferencia probablemente nos hubiéramos dado con un canto en los dientes. Yo mismo, en el análisis de pretemporada que puede leerse en este blog pronostiqué como mínimo la final de conferencia añadiendo que, a partir de ahí, cualquier logro sería un éxito. Y mi pronóstico fue de los más optimistas a la vista de la mayoría de análisis realizados por la prensa especializada norteamericana ver por ejemplo el realizado por John Hollinger para espn.com y, por qué no decirlo, de los comentarios que suscitó aquel post entre los fieles y entendidos seguidores de este blog.

Entonces, ¿por qué estamos sumidos en esta especie de depresión? Pues en mi caso particular por tres razones:

1) Por las grandiosas expectativas generadas después de una maravillosa temporada llena de logros tanto colectivos (record histórico de victorias de la franquicia, mejor record de la temporada, etc) como individuales (premios MVP y COY para LeBron y Mike Brown) y con el añadido de haber barrido a Detroit y Atlanta por sendos y rotundos 4-0 en las dos primeras rondas de play-off. Tras esta bacanal de éxito cualquier otra posibilidad que no fuera ganar el campeonato, sencillamente, había dejado de contemplarse. ¡Qué inmenso error!

2) Por la manera en la que se ha perdido. Nunca, pero nunca, se atisbó la más mínima posibilidad de ganar esta serie. Desde el mazazo psicológico del primer partido, ese que nadie esperaba perder, hasta la patética imagen ofrecida en el sexto y último los Magic nos han dado una lección de basket. Todos sus hombres; estrellas y secundarios han jugado su papel a la perfección, actuando como un verdadero equipo y ofreciendo el nivel que cabe esperar de una plantilla que se está jugando el todo o nada a estas alturas de la temporada. Una genialidad en el segundo partido y una actuación sobrehumana de LeBron en el quinto han sido los únicos argumentos que Cleveland ha podido esgrimir para justificar el papel de finalista seguro que todos le dábamos. Salvo LeBron, nadie ha estado a la altura. Sus compañeros han estado en unos casos maniatados por la presión, en otros obnubilados por la autocomplacencia y en la mayoría, ofuscados por un planteamiento de partido desde el banquillo que hace dudar muy mucho sobre el papel que juegan los entrenadores en los equipos profesionales de baloncesto de la NBA. Y me explico: Si un entrenador puede en la misma temporada ganar el COY y pocos días después estar tan desacertado en una serie decisiva es que quizá el papel del entrenador no es tan importante como todos pensamos.

3) Por la influencia que esta derrota puede tener para LeBron a la hora de decidir su futuro. Sinceramente, un tipo que promedia en unas finales de conferencia 38,5 puntos, 8 asistencias y más de 8 rebotes para nada y además lleva seis años esperando legítimamente a que a su alrededor se construya un equipo campeón tiene todo el derecho del mundo a plantearse si merece la pena volver a empezar de cero. Con un único año de contrato a la vista no hay tiempo para reconstruir. La única posibilidad es aprovechar los contratos que finalizan esta temporada y fichar, a golpe de talonario, un par de estrellas que esten tan desesperadas como LeBron por vestir sus dedos con el dorado metal de la victoria. Algo parecido a lo que hizo Boston hace dos temporadas. Pero aun así, el rey está en su derecho de plantearse su futuro lejos del estado de Ohio. Y nadie debería recriminárselo.

El tiempo pronto nos dará una pista. El día 18 de julio los Cavs ofreceran con toda seguridad a LeBron una extensión de contrato. La respuesta de “el elegido” puede ser un bálsamo que nos ayude a cicatrizar la herida o el golpe definitivo que hunda al equipo en la miseria más absoluta y a sus seguidores, ávidos de un título tras casi cuarenta años de historia, en la depresión deportiva definitiva.