Ben Wallace ha disputado a día de hoy como nuevo jugador de los Cleveland Cavaliers un total de 10 partidos de 11 posibles. Se perdió uno por problemas de espalda. Sus números desde que es jugador de los Cavs son los siguientes: 8 rebotes, 0,5 asistencias, 0,7 robos, 1,5 tapones y 5,9 puntos, es decir, menos de tres canastas. En el lado negativo pierde 1,1 balones y realiza 2,1 personales por partido. Hablamos por tanto de unas 10 acciones positivas por partido para su equipo, para un total de 29,3 minutos de juego, todo ello sin tener en cuenta los porcentajes de tiro. Está claro que el rendimiento de un jugador no puede medirse única y exclusivamente por sus números. Están los famosos intangibles; ese bloqueo que permitió un lanzamiento franco a canasta, aquella acción intimidatoria que, aunque no terminó en tapón, propició el fallo del rival, un grito que motiva a los compañeros, pero en definitiva, el baloncesto es un deporte de números y en la NBA como sabemos llegan a convertirse en una obsesión. Todo se mide, todo se computa, todo se calcula.
Por eso creo que es un ejercicio de justicia poner los números de un jugador en relación con su salario y, de igual manera que se mide la productividad de un trabajador en una empresa calculando cuantas unidades es capaz de fabricar por hora, me parece que cualquier equipo tiene derecho a medir el rendimiento de sus jugadores con arreglo a lo que ganan.
Ben Wallace va a cobrar este año 15.500.000 dólares. Supongamos que los Cavs disputan 18 partidos en la postemporada. Eso nos daría un total de 100 partidos, lo que supone un salario por partido de 155.000 dólares. Si Ben Wallace ejecuta a lo largo de un partido una media de 10 acciones positivas (medibles) yo me quedo de piedra al comprobar que, cada vez que el amigo Wallace logra una canasta, pone un tapón o captura un rebote está justificando 15.500 dólares de salario, esto es, 9.951 euros al tipo de cambio actual, o sea, más de un millón y medio de las antiguas pesetas.
¿Es esto un jugador rentable? ¿En qué estaba pensando el amigo Ferry cuando decidió embarcar a los Cavs en este absurdo megatraspaso? Los números no dejan lugar a la duda. De los 11 partidos disputados desde que se llevó a cabo la operación los Cavs han ganado 6 y han perdido 5. Un 54% de victorias que no mejora, sino empeora, el record que tenía el equipo antes de la operación. A día de hoy ya casi se puede asegurar que los Cavs se enfrentarán a Boston en semifinales de conferencia. Si alguien cree que refuerzos como este pueden suponer una amenaza para los Celtics que me lo explique. Sólo espero que este fiasco termine de convencer a Dan Gilbert de que debe deshacerse de Ferry a toda costa. Eso, o los aficionados de los Cavs tendremos que ir haciéndonos a la idea de ver a Lebron vestido con otra camiseta.
PD: Me voy de vacaciones. Bastante cabreado, por cierto, después de la derrota frente a los Wizards de anoche. No olvido que es un posible rival en primera ronda de playoffs. Pero se me pasará. Os deseo a todos un feliz descanso y como diría Sanchez Dragó: “Salud, anarquía y cada noche una tía”
Hasta la vuelta.
