Pocos autores han estudiado con mayor rigor la estupidez y sus consecuencias sobre el progreso social que el economista italiano Carlo M Cipolla (1922-2000) En su obra Allegro ma non troppo, publicada en 1988, realiza un breve análisis económico, demográfico e histórico de la estupidez humana y enuncia sus famosas leyes fundamentales:
- Incautos: Aquellos cuyas acciones les causan un perjuicio a sí mismos, pero benefician a los demás.
- Inteligentes: Aquellos cuyas acciones producen un beneficio para sí mismos, y simultáneamente también benefician a los demás.
- Malvados: Aquellos cuyas acciones producen un beneficio para sí mismos, perjudicando a los demás.
- Estúpidos: Aquellos cuyas acciones perjudican a otros, perjudicándose a la vez a sí mismos.
Imaginemos un individuo que en un bar deja descuidada su cartera y alguien le roba cien euros. Estaríamos ante un incauto. Si el individuo que le roba el dinero sustrae limpiamente de la cartera esos cien euros sin causarle ningún perjuicio adicional estaría actuando como un malvado perfecto ya que el beneficio que obtiene es exactamente igual a la pérdida del otro, por lo que el conjunto de la sociedad ni gana ni pierde. Pero si el ladrón se lleva la cartera con los cien euros y no le devuelve la documentación se estaría comportando como un malvado-estúpido, ya que el perjuicio que causa al otro individuo y al conjunto de la sociedad es mayor que el beneficio que consigue.
En los extremos de esta categorización se hallan los individuos inteligentes, que realizan acciones de las que sacan provecho tanto ellos mismos como otros individuos y los estúpidos, que son aquellos cuyas acciones son perjudiciales tanto para ellos como para los demás.
Cuarta Ley Fundamental: Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los estúpidos son peligrosos y funestos porque a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido. Una persona inteligente puede entender la lógica de un malvado. Las acciones de un malvado siguen un modelo de racionalidad. El malvado quiere obtener beneficios. Puesto que no es suficientemente inteligente como para imaginar métodos con que obtener beneficios para sí procurando también beneficios a los demás, deberá obtener su beneficio causando pérdidas a su prójimo. Ciertamente, esto no es justo, pero es racional, y siendo racional, puede preverse y, por tanto, preparar la oportuna defensa
Con una persona estúpida todo esto es absolutamente imposible. Tal y como está implícito en la Tercera Ley Fundamental, una criatura estúpida nos perseguirá sin razón, sin un plan preciso, en los momentos y lugares más improbables y más impensables. No existe modo racional de prever cuándo, cómo y por qué, una criatura estúpida llevará a cabo su ataque. Frente a un individuo estúpido uno está completamente desarmado. La persona inteligente sabe que es inteligente; el malvado es consciente de su perversión y el desgraciado incauto está penosamente imbuido del sentido de su propia candidez. Pero al contrario que todos estos personajes, el estúpido no sabe que es estúpido y esto contribuye en gran medida a dar mayor fuerza, incidencia y eficacia a su poder devastador.
Macroanálisis y Quinta Ley Fundamental: La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe. El estúpido es mucho más peligroso que el malvado. Si todos los miembros de una sociedad fuesen malvados perfectos, la sociedad quedaría en una situación estancada pero no se producirían grandes desastres. Todo quedaría reducido a transferencias masivas de riqueza y bienestar. Pero cuando los estúpidos entran en acción las cosas cambian completamente. Las personas estúpidas ocasionan pérdidas a otras personas sin obtener ningún beneficio para ellas mismas y, por consiguiente, la sociedad entera se empobrece y entra en decadencia. Por el contrario una sociedad prosperará en la medida en que el porcentaje de individuos inteligentes que en ella reside sea capaz de controlar y mantener a raya a los estúpidos y, al mismo tiempo, producir para ellos mismos y para los otros miembros de la comunidad ganancias suficientes como para que el progreso sea un hecho.
Sería un grave error creer que el número de estúpidos es más elevado en una sociedad en decadencia que en una sociedad en ascenso. Ambas se ven aquejadas por el mismo porcentaje de estúpidos. La diferencia entre ambas sociedades reside en el hecho de que en la sociedad en declive los miembros estúpidos de la sociedad se vuelven más activos por la actuación permisiva de los otros miembros.
Conclusión:
Cualquier organización formada por una pluralidad de individuos debería componerse, en principio, de una fracción de incautos, malvados, inteligentes y estúpidos proporcional al de la sociedad en la que dicha organización se encuadra. De igual modo el hecho de que los responsables de dicha organización pertenezcan a una u otra categoría determinará en gran medida la capacidad de dicha organización para progresar o entrar en decadencia.
Si tomamos como ejemplo un equipo de la NBA podríamos, analizando sus decisiones y actuaciones, clasificar a sus dirigentes en alguno de los cuatro grupos que establece Cipolla. Para mi, por ejemplo, y a la luz de sus últimas operaciones Chris Wallace, el GM de los Memphis Grizzlies, sería un incauto pues ha procurado un enorme beneficio a los Lakers con el traspaso de Gasol obteniendo mucho menos a cambio. Por idénticas razones Mitch Kupchak se ha comportado como un malvado.
Tambien tenemos casos claros de estupidez manifiesta, aplicable a aquellos dirigentes, como Danny Ferry o Isiah Thomas cuyas acciones constantemente producen perjuicios para su equipo sin provocar beneficios aparentes para otros. Me puedo equivocar pero creo sinceramente que el reciente traspaso entre Cleveland y Chicago a la luz de los resultados obtenidos por ambos equipos no ha beneficiado a ninguno de los dos.
Como aficionado de los Cavs, no me resigno a asistir impasible a la decadencia de mi equipo. Las decisiones estan en manos de un estúpido y las consecuencias pueden ser devastadoras.
¡¡¡¡Que alguien haga algo por favor!!!!